Publicado el 15/04/2020
Muchas veces hay que alejarse para contemplar la belleza de un lugar, sólo así tenemos la perspectiva suficiente para sentirlo. En la lejanía nos vemos mejor que en ningún espejo próximo, por eso gustan tanto los miradores. Nos dan una distancia encuadrada, accesible, para que nuestra mirada pueda leer las líneas del horizonte con cierta comodidad.
Uno de los mejores miradores de Barcelona se encuentra en el Carmel; hasta hace no mucho era poco visitado por los turistas, aunque eso ya no es tanto así. Son muchos los que quieren experiencias singulares y sentir la excelencia de los lugares que no aparecen en las guías turísticas al uso. Internet ya no sabe callar ningún secreto y aunque la dificultad para llegar pueda ser un argumento en su contra, los más valientes saben buscar. A pesar de ello, aún es posible ascender al búnker del Carmel un domingo cualquier y no sentirse apabullado por visitantes.
En lo alto del Turó de la Rovira, en el año 1937, durante la Guerra Civil Española, se construyó un búnker que con sus cañones antiaéreos fue el eje de la defensa de Barcelona. Las vistas de 360 grados que ofrecía sobre la ciudad era una capacidad bélica demasiado evidente como para pasar desapercibida por los militares. Afortunadamente la belleza de un lugar es intrínseca al espacio y nada tiene que ver con el uso que le damos. Al finalizar la barbarie, la capacidad bélica fue desmontada y el lugar pasó a vivir una apacible ruina sólo habitada por los desplazados, por todos aquellos que vivían al límite de lo establecido. Poco después del fin de la Guerra, el Turó de la Rovira, el Carmel, fue habitado por los chabolistas que ayudaron a construir el futuro.
Hoy en día el búnker es Patrimonio Histórico Español y la zona se ha reciclado como uno de los mejores miradores sobre la ciudad de Barcelona. Desde lo alto se ve la ciudad desparramada, enorme, cubista, con su litoral al fondo y un enorme cielo sobre ella. Se puede leer su topografía, sus planes urbanísticos, los usos y abusos de la urbe en que se ha convertido. Puedes imaginar los millones de vidas que van aconteciendo al ritmo de lo cotidiano; mirarás y si te fijas, en algún rincón, seguro que acabas encontrándote ¿O no era para eso que servían los miradores?
¿Cómo llegar?
Lo más fácil para llegar al mirador del Carmel es subir hasta el Parc del Carmel en autobús metropolitano (aconsejable comprar una T10 para tus desplazamientos). Para en la última parada, en Pl. de la Mitja Lluna; verás un club de petanca y unas escaleras que suben un trecho hacia arriba, después gira por un camino y hacia arriba. Hay un pequeño paseo de unos quince minutos hasta llegar.
Fuente: ahoratocaviajar.com
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